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miércoles, 31 de julio de 2013

León

“Estoy feliz. Por fin volveré a la libertad, por fin me reuniré una vez más con las sabanas y los bellos atardeceres. Por fin podré correr de nuevo, podré sentir el viento desordenar mi melena. Ya estaba cansado. Esas rejas me deprimían, el espacio era muy reducido, no podía correr. Llevo varios años sin correr, mis músculos deben ser torpes ahora. Cuando vuelva a mi tierra, tendré que correr lento y por poco tiempo. Luego, iré aumentando el tiempo y la velocidad, así podrán mis músculos despertar y volver a funcionar tan bien como antes. Espero que no me haya olvidado de cazar, desde que llegué allí, no tengo que buscar mi alimento. A esa celda llegan trozos de carne que tengo que comer aunque no me gusten, pues no puedo seleccionarla como cuando estoy en libertad.

”Ellos debían saber que yo estaba cansado y hoy me siento muy feliz de ver que finalmente atendieron mis pedidos. Después de todo parece que sí los entendían. Desde que llegué les supliqué que me liberaran de nuevo. Al principio preguntaba incesantemente qué había hecho para estar ahí y comía muy poco porque no me resignaba a entender cómo, de repente, dejé de estar descansando en la sabana y pasé a estar encerrado. Mis recuerdos son confusos. Sé que un día estaba tendido sobre la hierba, luego de haber comido. Me dio sueño, así que dormí. Cuando desperté, estaba como en una caja a donde llegaban trozos de carne ocasionalmente. Supongo que estuve allí varios días. Luego solo sé que amanecí en esa celda.

”Por un tiempo después de mi llegada, cuestionaba constantemente a todo el que veía para saber la razón de mi estancia en ese lugar. Les cuestionaba inclusive durante la noche. Pero al poco tiempo ellos me empezaron a disparar algo cada que oscurecía y eso me hacía dormir. Así que en las noches no podía seguir preguntando por qué estaba allí. Pero de día sí podía hacerlo. Por varias semanas hice oír mis porqués acerca mi estancia allí. Sin embargo, dejé de hacerlo eventualmente, ya que nunca obtuve respuesta. Además parecían no entenderme. Cuando les hablaba, los adultos abrían los ojos, me miraban feo, me miraban con compasión; y los niños pequeños se asustaban, lloraban y gritaban. Yo solo quería saber por qué estaba allí. Quienes me alimentaban también se asustaban cuando les preguntaba, y a veces me hacían dormir antes de entrar los trozos de carne a la celda para no tener que escucharme. Cuando no me dormían yo preguntaba por qué no me dejaban cazar, y ellos salían cautelosamente de la celda con miedo. Y si me intentaba acercar a ellos, me daban descargas eléctricas para que me alejara. Luego de un tiempo dejé de preguntar a los de la comida, porque no quería que me siguieran durmiendo antes de comer, era suficiente malo con que no pudiera cazar. De modo que solo le preguntaba a los visitantes diurnos.

”En algún tiempo me deprimí mucho, no podía correr y no había nadie con quien hablar. Las personas siempre se asustaban cuando yo les hablaba. Entonces decidí solo estar callado, acostado en una esquina. Cuando estaba así muchas de las personas me miraban con compasión y algunos reclamaban a otros por qué me tenían así de mal. En ese momento empecé a comprender que quizá ellos sí me entendían, pues se estaban preguntando entre ellos lo que por tanto tiempo yo les pregunté. Así que después de un tiempo viendo que ellos también se preguntaban lo que yo, decidí volver a preguntar. Y volvieron a reaccionar del mismo modo anterior.

”Para evitar el aburrimiento intenté correr en mi celda. Pero era muy estrecha, no podía hacerlo y me empezaba a sentir mal de estar tanto tiempo sin moverme. Me sentí mal durante un largo tiempo. Me dolían los huesos y a veces encontraba mechones de mi melena en el piso. Esto llamó la atención de los hombres que a veces iban con quienes me daban la comida y llegaron a la resolución de cambiarme a una celda más grande. Sin embargo seguía estando encerrado y, aunque podía caminar más, no podía correr.

”Estaba desesperado, por mucho tiempo había soportado ya toda esa situación que nunca mejoraba. Y yo nunca les había hecho nada malo, pero todos parecían temerme. Más debería temer yo a ellos, que fueron los que me trajeron aquí sin razón alguna, que me quitaron la felicidad de estar en mi tierra con mi grupo, libre. Pero yo siempre he sido valiente y aunque estaba muy desesperado, entendí que no me podía rendir. Así fue cuando decidí volver a preguntarle a los de la comida por qué yo estaba ahí, hasta que al fin me escucharon.

”Supongo que fue ayer u hoy más temprano, no puedo distinguirlo. Cuando abrieron la pequeña reja por la que entran los trozos de carne, me acerqué y les pregunté por qué me tenían encerrado, por qué no me dejaban cazar, qué había hecho yo mal. Mas ellos solo se asustaron y me amenazaron con electricidad. Pero yo estaba desesperado y no tenía miedo. De alguna forma logré hacer entrar en mi celda al que servía la carne. Lo tomé por los hombros y cara a cara le hice todas las preguntas que tenía. Él solo gritaba y luego de unos instantes sentí que me habían disparado y me empecé a sentir somnoliento.

”Y en este momento me acabo de despertar y me doy cuenta de que me están llevando en una caja similar a la que estuve antes de llegar acá. Estoy tan feliz de haber hablado con ese hombre, al parecer él sí me entendió. Y ahora estoy en camino a mi sabana de nuevo, por fin volveré a ser feliz. Espero poder volver a encontrar a mi grupo y que me acojan. Aunque claro, ya no podré mandar, estoy demasiado débil para hacerlo. Pero podré volver a estar en mi sabana con sus atardeceres y eso me hace feliz. Yo pensaba que ellos eran un peligro para mí y los estaba empezando a odiar. Pero veo que se apiadaron de mí y me dejarán ser feliz una vez más”.

En ese mismo momento, mientras el león recordaba sus años en el zoológico y se alegraba por el futuro que le esperaba, le pregunta el director del zoológico al veterinario si ya habían resuelto qué medidas tomar respecto al asunto del león, el cual siempre mostró ser muy agresivo y ayer intentó matar a uno de sus cuidadores mientras le servía la comida. El veterinario le responde que, justamente en ese instante, el león estaba siendo llevado al quirófano para aplicarle la eutanasia, pues se ha convertido en un riesgo para la comunidad.